RSS
Facebook
Twitter

lunes, 8 de septiembre de 2008

4º Capítulo Historia Susana

CAPÍTULO 4. DESESPERACIÓN

Susana se levantó de nuevo en un salón que no había visto en su vida. La luz del día asomaba por las ventanas. Estaba sentada en un sofá muy cómodo, frente a un televisor. Los títulos del final de una película se veían en él. Una señora de unos cuarenta y pico años bastante atractiva y con apariencia alegre, le tocó el hombro y le dijo:
_Vamos hija, te has quedado dormida. ¡Te has perdido la escena que tanto te gusta! Esa que dice: "Y te convertirás en lo que siempre has sido, un pez muy grande."
Nuestra querida amiga se quedó muy sorprendida al ver que esa mujer conocía sus gustos. Se asustó un poco pero intentó mantener la calma.
_Bueno, sube a ducharte ya. Recuerda que te lleva la madre de Eduardo al rastro.
Susana ya no pudo más. Empezó a perder la cabeza al sentir el pánico que le producía la situación en la que estaba. ¡Después de que las cosas habían comenzado a ir mejor en el campamento ahora ni conocía a la señora que le trataba como a su hija!
_¡Quién eres tú! ¡Sácame de aquí!¡ Llévame a un psicólogo, por favor ,estoy harta!
_¿¡Qué te ocurre hija mía?! Dijo la mujer preocupadísima.
Susana se levantó de un salto, apartó a su "madre" de un fuerte empujón y se fue corriendo por la casa en busca de una salida. La ansiedad por buscarla de apenas medio minuto le pareció ser de más de una hora. Al final, salió por una ventana, mientras la mujer lloraba.
A la vez que la señora inundaba la casa de lágrimas e intentaba detener a su supuesta hija, Susana, huía del hogar y comenzaba a correr por la calle, desorientada pero en dirección Oeste. Las dos personas que la vieron se quedaron sorprendidas.
La madre marcó el número de su hijo en el teléfono:
_¡Juan, Juan, por favor! ¡Necesito tu ayuda inmediatamente, tu hermana se ha vuelto loca, no me reconoce ni a mi ni a su casa! Ayudame por favor! Grito desconsolada.
A su vez, llamó también a su marido Paco, explicándole lo ocurrido con las mismas palabras de lamento.
Nuestra querída amiga reía por no llorar (aunque en realidad se le caían las lagrimas). Llegó a un bosquecillo después de unos minutos corriendo. Le había entrado asma por lo que pensó deterner su marcha. Se paró al lado de un puesto de vigilancia abandonado y entró en él. Olía a pis de gato concentrado; un asco. Las escaleras que subía eran de piedra desgastada por los años.
Muy asustada, se sentó en una esquina en lo alto de la torre junto a una ventana. Sóla ,con el canto de los pájaros, lloraba angustiada y pensaba para sus adentros:
_¿Por qué me tendrán que pasar a mi estas cosas? ¿Será por no ir a misa los domingos...? Ya no sabía que explicación dar a la situación. Empezaba a entrarle hambre, eso hacía que se sintiera aún peor.
Se fijó en su muñeca, ahora el reloj marcaba las 11:00 de la mañana , 30 de marzo del 2008.
Al cabo de unas horas distrayéndose con el piar de los pájaros, escuchó unos gritos que decían su nombre repetidas veces y se asomó. Observó a un tipo joven, de la edad de su "hermano Rafa", algo gordo, con el pelo largo y gafas. Parecía estar molesto.
Nuestra querida amiga se volvió a sentar y, después de unos escasos segundos, llegó a la conclusión de que necesitaba la ayuda de alguien inmediatamente. No podía vivir así mucho más tiempo.
Así pues, salió de su escondite y tímidamente dijo:
_Hola...Estoy aquí...necesito su ayuda por favor...¡No puedo aguantar más!
El joven, al verla, corrió hacia ella enfadado y provocó un miedo aún mayor en Susana, que ahora estaba temblando. Se acercó a nuestra querida amiga y la dio un fuerte abrazo; o al menos eso intentó, ya que ella se alejó de él.
_¿Qué narices te pasa tía? ¿De que vas, preocupando así a tu madre? ¿Estás tonta o qué? ¿Has perdido la cabeza?
_Mira...no te conozco de nada...pero con esa actitud...dudo que tengas intención de escucharme...
_Hombre, pues sin saber nada es normal que reaccione así, pero...bueno, explícame.
_Mira...Necesito ir a un psicólogo cuanto antes, he perdido toda mi memoria y me están pasando cosas extrañísimas.
Susana le contó toda su historia hasta este momento y al finalizar, el individuo cambió la cara radicalmente. Ahora ya no estaba enfadado, parecía tener toda la intención del mundo en ayudar a la chica.
_Susana...es difícil esta situación...pero no tengo más remedio que aceptarla. Mi nombre es Juanto, soy tu hermano y tengo 24 años. Estás en Madrid, Pozuelo de Alarcón. Vives en la carrera de la cañada número 62 y tus padres se llaman Susana y Francisco (Paco). Vamos, ven conmigo y te llevaremos a un psicólogo. No te preocupes más que ya me tienes a mí, ¿está bien?
Nuestra querida amiga se secó las lágrimas y sintió como el hombre tenía buenas intenciones sobre ella. Ya que no podía hacer otra cosa que confiar en él, aceptó y fueron a la casa donde había comenzado el grave incidente. Se había fijado en la calle y eran ciertas las palabras de "su hermano".
Algo más tranquila, Susana entró acompañada de Juan y la mujer de antes, con lagrimas en sus ojos, saltó en sus brazos dandola numerosos besos por toda la cara.
_No te preocupes hija mía, te intentaremos ayudar.
La familia dio de comer a nuestra querida amiga, estaba hambrienta. ¿Cuanto tiempo llevaría sin ingerir ningún tipo de alimento? Desde los huevos en la casa abandonada según su reloj, un mes apróximadamente.
Mientras comía, llegó un hombre bajito y algo vejete, con el pelo largo despeinado y la barba descuidada. Su nombre era Paco.
Fue a Susana y la intentó dar un beso pero ésta se alejó asustada. Había mucha confusión entre la familia, no sabían que hacer con la situación. La madre llamó por teléfono a Eduardo para decirle que Susana no iría al rastro.
Después de media hora pensando qué hacer, la familia decidió llevar a Susana a un psicólogo como ella deseaba y fueron en coche hasta uno de Madrid. No pidieron cita, pero les atendieron amablemente.
En el vehículo, Susana se alejaba de Juanto aunque éste intentaba consolarla.
Finalmente, aparcaron milagrosamente el coche en una calle muy cercana al edificio, dónde se encontraba el despacho del doctor.
Tenían que subir unas escaleras para llegar a la consulta. Ésta, tenía un hall donde había una secretaria joven que les atendió.
_¿Tenéis cita previa? Dijo la señorita.
_Mire...tenemos un grave problema: mi hija ha perdido toda su memoria y no se acuerda de nosotros. Respondió la madre sollozando.
_Llévate a Susana a la salida Paco, ya me encargo yo. -Intervino Juanto-
Disculpa -Continuó el hermano- Necesitamos ver a un especialista lo antes posible, no hemos podido pedir cita, porque estamos ante un caso bastante grave y necesitamos atenderlo lo antes posible. Como dijo mi madre, mi hermana ha perdido toda su memoria y no se acuerda de nosotros.
_Veré lo que puedo hacer, este caso nunca se nos ha presentado ante jóvenes...Respondió la secretaria.
La señorita, dejó su puesto y llamó a una puerta que había en la consulta; después de unos minutos, salió un señor de la habitación y dijo a Susana que pasara sola.
Juanto se quedó esperando en una silla cercana a la puerta y Paco estuvo consolando a Susana, la madre que lloraba y lloraba fuera de la consulta.
Nuestra querida protagonista, entró en una habitación pequeña con muchas estanterías llenas de libros y un sofá bastante cómodo; al lado de éste, había una silla.
_Buenos días. ¿Tu nombre y apellidos por favor? Le prenguntó el hombre con una voz grave muy parecida a la del gnomo y a la del árbol.
_Me llamo Susana Bermejo Moreno. Respondió la chica secándose las lágrimas.
_¿Y cuantos años tienes?
_15, recién cumplidos...o al menos eso creo, porque mi cumpleaños es el 3 de marzo...
_Sientate en el sofá. Bien, tienes que responder a todas las preguntas que te haga, ¿vale? no te preocupes.
_Está bien...
_¿Has pensado alguna vez el por qué de las cosas?
_Mmm.... Susana se extrañó al escuchar la pregunta, pero respondió creyendo que era parte del tratamiento. Claro que lo he pensado, creo que todo el mundo lo ha hecho alguna vez.
Yo pienso que nacemos por algo en concreto, un fin. Nuestro destino nos marca lo que tenemos que hacer, y cuando lo cumplimos, morimos. Todo tiene un sentido, pero no se lo damos nosotros, de eso se encarga el destino.
_Veo que es imposible hacerte cambiar de opinión, una vez mas, demuestras que merece la pena vivir a pesar de todo lo malo que pueda ocurrirle a una persona, como tu. Estoy muy impresionado contigo Susana Bermejo, mereces despertarte. Cuarta y última fase terminada.

0 comentarios: